jueves, 11 de septiembre de 2014

Amarga despedida

Tiempo de transición
Hay un estallido de sucesos
cerca de mí.
Algunos bellos, otros fuertes,
unos pocos, incomprensibles.

No encuentro los recursos necesarios
para describirlos.
Ciertas molestias interrumpen mi pluma
y cortan mi luz mental.

Debo concluir, que algunas personas
traen a nuestra vida
momentos de felicidad,
y luego se vienen tiempos de tormentas
tan fuertes que generan ahogo,
penumbra,
tristeza y soledad.

Confié en vos como un amigo.
Pensé que el tiempo,
generaría lazos profundos
por una estupidez,
borraste todo.
Me decepcionaste.

Quizás te de pena,
quizás no te importe.
Pero estás lastimando
a una persona que amo.

Pensé que eras parte de
cierta magia,
pero escapaste, cual cobarde a la fuga.

Se que quizás nunca leas estos versos
pero quiero que sepas que has perdido mucho.
Una mujer, noble, entera,
coherente y talentosa.
Una amiga fiel, una princesa.

Las puertas de mi casa
ya no se abren para vos,
Y ya eres otros de esos fantasmas
que deambulan en esas noches de soledad
en las que escribo.

Tu risa y tus bromas ya son imperceptibles.
Has dejado para siempre nuestras vidas.

Lamento que hayas dejado tanto dolor
en su corazón.
Lamento tanto, que la estés volviendo loca de pena…
Siento tanto que no hayas pensado en ella…
Y con este texto te digo adiós para siempre.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Perfume letal


Quizás sea un poco tarde
para escribir unos versos.
Una infusión insípida,
roza mis labios.

Bastantes sueños me aquejan,
quizás por no haber llegado a buen puerto,
en un momento preciso.

Siempre queda el futuro,
camino incierto,
edificado con ladrillos de humo.

A veces, quiero tragarme ciertos recuerdos bellos,
porque me sumergen en una profunda melancolía.

En otras ocasiones, pienso que me gustaría…
nunca haberte conocido…
me hiciste tanto daño…
quedaste tan impune…

¿Siempre me quedará ese nudo en el alma?
Esa sensación de haberte dado todo,
¿y que haya sido tan efímero?

Una espina inamovible
se detuvo en mi piel,
aún duele.

Creo que había alcanzado
a acostumbrarme
a ese pesar.

Pero cada tanto, tu presencia surge,
desde la nada.
Los árboles se mueven,
se que ya no existes.

El viento quema mi vista,
quizás ya no quiero verte,
impregnado de todo ese
inmundo ambiente
que perfuma tu vida.

jueves, 21 de agosto de 2014

Vacío

Dolor de cabeza punzante,
reflejo de un día agotador
sin precedentes.

Visión borrosa pero oídos en alerta.
Búsqueda de un profundo segundo
de meditación.
Reflexiones desganadas de un mundo
con esquemas inflexibles.

Sin comprender la importancia
de ciertas situaciones,
me aventuro a un precario estudio
sin arribar a conclusiones claras.

Apariencias,
siempre son lo fundamental.
Almas destinadas a un vacío degradante.

Cuerpos dañados por el paso del tiempo,
o bien de la vida.

Creatividad anulada por enchufar la mente,
en un pasadizo oscuro, sin final.
Muerte de las auras y de la materia.

Queda solo un viento fuerte que daña mis ojos.
Violencia, injustificable.
Suavidad que sucumbe hacia un tornado celestial,
pero macabro.

Miradas acuosas,
preocupación por el futuro.
Los pies se bambolean 
en el borde de la nada.

Me dejo llevar por leves sonidos,
que aíslan mis pensamientos,
intento escuchar el silencio.

Mis cabellos cubren mi rostro.
No existen palabras para explicar
cuan alienante es el vacío.

viernes, 6 de junio de 2014

Persecución


Hoy había despertado,
luego de un letargo profundo,
con una energía óptima.

Hay quienes pretenden detenerme.
Sumergirme en lo hostil de la vida.
Aparece una ira que no se hacia donde fluye.
Sigue su curso hacia un lugar muy oscuro,
en el que no quiero estar,
al que no quiero recurrir.

Intento iluminar ese tenebroso paisaje
con antorchas de humo débil,
nadando con todas mis fuerzas
para tomar aire
y no ahogarme en la cotidianeidad.

Hay momentos en los cuales
un brazo gigante me empuja hacia abajo,
hacia un lugar que me asfixia.
Allí hay rocas punzantes,
barro y texturas desagradables.
confusión, estupidez,
y algunas espinas que me lastiman.

Y sobre todo pensamientos y animas,
que me acompañan a todos lados,
que no quiero recordar y surgen desde el fango
como estatuillas inertes.

Se derriten,
toman las formas más abstractas,
que hasta parecen bellas.

Preciso una lluvia fresca
que las haga desaparecer.
Una brisa que las lleve a otro lugar.

Deseo quedarme con esas historias
que curan mi alma,
que le dan ganas de despegar
hacia una atmósfera plena,
cargada de múltiples matices
que colman mis expectativas.

No quiero vivir esperando
que estos seres me atrapen.
No quiero huir de sus tormentos.
Quiero enfrentarlos
mirarlos fijamente

y…despertar.

jueves, 20 de febrero de 2014

Un momento de soledad


Desde hace mucho tiempo me acostumbre a cierta penumbra en el ambiente. Probablemente haya determinados momentos inhóspitos para pensar y relajarse. Hay días que quisiera simplemente no pensar.
Siempre me costó estar sola con mis propios fantasmas e incluso con los de los demás. Son fantasmas alienados que yo me invento, de alguna manera veo formas confusas que me atrapan y se sumergen en mi interior de una manera profunda. Ilusoriamente, creo vislumbrar figuras que me llaman y me invitan a soñar mundos inexistentes de mi agrado. A veces, el momento onírico dura años, sumergida en una nube, creyendo en situaciones inverosímiles, vetusto pasado corrompido por sombras que sentí tan tangibles, pero se desvanecieron en el horizonte, cual viento pestilente.

Creí que lo eras todo y te redujiste a la nada. Sé que hay cosas que olvidé, pero hay otras que siguen tan presentes. Detesto ver vida donde no la hay. Mis ilusiones se desarman, frágiles como papeles arrugados. Sé que hay una historia que a nadie le ha de importar, y percibo que a vos tampoco o al menos quedó en el más recóndito lugar de tu cerebro. Pero a veces permanece en el aire, en el silencio de la noche, en los augurios que ya nunca se cumplirán.

 Mi mente escapa hacia un lugar, en el cual pensé que de algún modo estabas, no comprendo aún por qué. Quizás vi risas parecidas, actitudes compatibles e incluso filosofías más profundas. Dentro de mi locura, me vi reflejada en tus fantasmas, pensé que tal vez compartíamos el insomnio, la escritura, el dibujo y algunas ideas. En tu mirada vi un anima distante, pero cercana. Una compañía imperceptible pero presente, lo inentendible a lo cual se debe renunciar porque si.


No te conozco demasiado,  vos tampoco a mí, pero presiento que no es la primera vez que nos cruzamos, el ruido del reloj me habla de una estadía eterna de tu ser en mi atmósfera. Puede que seas otra de esas construcciones de mi cabeza, de hecho logro ver que no te has molestado en acercarte. Por otra parte, siempre estás de alguna manera allí, no comprendo la razón de permanecer en el tiempo de este modo. Puede que nunca leas este texto, o que lo estés presintiendo, lo bueno es que ahora sé que sos parte de mí, otra de mis historias que a unos pocos les hace eco en sus días, construcción de un intento de belleza en mi interior para demostrarle a esos fantasmas que puedo tener una vida plena, conversando un rato con ellos.

lunes, 10 de febrero de 2014

Recordaré tu risa eterna

Recuerdo tus sonrisas de antaño
Tu perfume delicado
y tu atuendo de seda.

Recuerdo las cosas que odiabas,
las que amabas,
e incluso las que detestabas.

Rememoro tus historias,
me quedo con aquellas más ficticias.
Anhelo esa fuerza interior que tenías,
hace más de 10 años.

Te gustaba cuidar tus plantas,
yo nunca supe como.

Cuando él se había ido…
cambiaste completamente tu forma de ser.
Nunca lo dijiste,
pero siempre lo supe.

Sé que pasamos los mejores momentos
y sé que traté de darte mi compañía
cuando la necesitaste.

Igual todos sabíamos
que no querías estar más…
Ya todo era dolor y sufrimiento.
Todos sabemos que anunciaste tu partida,
que todo ha sido tan lento,
tan desgarrador,
tan inconstante.
Una prueba del destino 
difícil de sortear.

Pude acariciar tu espalda el último día.
Pero sé que las risas que hemos compartido juntas,
jamás las borrará el tiempo.

Sé que no querés escuchar mi llanto,
siempre dijiste que cuando llegue este día,
no querías que nadie inunde sus cuartos,
pero me resulta improbable,
aunque las cosas no eran como antes,
darte el adiós final,
tiene un sabor muy amargo,
como los mates que no te gustaban,
o como los últimos días en que llamabas 
hasta los que no estaban.

Me esfuerzo por recordar los mejores momentos,
es complejo no tener presente
que tus años al final de la historia,
no han sido los más óptimos.

Pero has tenido una vida plena.
Generaste una familia,
realizabas tus propios vestidos,
hasta hiciste muchos para mi también.

Quiero quedarme con esa imagen tuya
de los viajes que hacíamos juntas,
de las comidas que preparábamos,
de la muñecas que me comprabas
y de las noches de charlas eternas.
Tengo consciencia que tampoco 
borraré los últimos días
y lo fugaces y punzantes que han sido.

Te prometo no llorar más,
pero sabés que a pesar de todo 
nunca podré olvidarte.
Hemos compartido demasiado.

He visto tu rostro en el cielo,
en la tarde de ayer,
estoy más que segura.
Te saludé levemente.

Tu descanso era necesario,
ahora hay que aceptarlo con valentía
y quizás algún día nos reencontremos
y recordemos esas tardes en la plaza
y esas noches de cuentos que siempre
llevaré conmigo a todas partes.


domingo, 26 de enero de 2014

Lágrimas en el viento

Hoy lloré, y mis lágrimas no significan nada.
Ya me acostumbré a estas injustificadas ganas
de escribir a la madrugada.

Sé que quiero vibrar como las buenas olas,
Sin embargo, suelen ocurrir tormentas,
naufragios.

A veces la vida nos impone desafíos…
¡quién sabe como los sortearemos!
Pero allí están, marcados cual cicatriz,
que nunca se borrará.

Recurrir a la escritura es siempre un buen abrazo,
un desahogo permanente.

Y allí estás, recostada en tu cama,
ya no sos vos,
desde hace ya mucho tiempo…
Pero sé que detrás de esos ojos mustios…
algo queda.
Anécdotas compartidas, memorias felices,
veranos en los cuales aún eras vos.

A veces comprendo tus palabras,
a pesar de que en algunas ocasiones balbuceas muerte.
Mi mirar se horroriza,
puedo percibir que aun comprendés ciertas cosas.

El aire huele a soledad
hay estruendos de ausencia,
todos intuimos tu partida,
aunque los minutos sean dueños de lentitud extrema.

Ya preparé mi pañuelo,
suave, me espera en mi bolsillo.
No seas impaciente,
no temas…
Quizás en alguno de tus sueños de locura
me encuentres,
No grites mi nombre,
no hay necesidad
siempre estaré allí,
como siempre lo he estado.

Acariciaré tu cabello cuando lo precises.
te daré mi palabra, aunque no la oigas.
Y el día de tu partida te diré el más sincero adiós,
que jamás se llevará el viento.