jueves, 22 de agosto de 2013

El pozo subterráneo


Esta mañana no pude abrir mis ojos. Desperté realmente tarde. Presiento que hay un agujero de arenas movedizas en el medio de mi cuarto que se lleva todo, menos algunos recuerdos. Se levanta el parket y se vislumbra este ser misterioso.
De vez en cuando me manda papeles en el interior de una botella, con diversos tipos de mensajes, como ¨Tengo que aceptar que nada es perfecto¨, o que ¨las personas en general son aves de paso, que te ayudan, que te enseñan miles de lecciones o aventuras, pero nadie va a estar siempre¨ o que ¨nadie va estar dispuesto a compartir todo¨
Tuve la necesidad de abrir mis ojos, abrir las cortinas, no cerrar las ventanas y mirar el exterior, para dejar de pensar todo el tiempo en ello.
            Hay días que el ser que vive en ese pozo, se alimenta de mi. Me pide que me corte las uñas al borde de la cama, para proveerle algo de proteínas.
            Me da miedo levantarme, porque próximamente me va a tomar del tobillo y comenzará a girar su enredadera por mi pierna. De hecho, el otro día me picó la planta del pie, estuve caminando mal un par de días.
Por las noches se escuchan los susurros desde ahí abajo, los gruñidos, se ve que está bastante enfurecido. A veces tiene sed, y me pide agua. En cuanto me levanto el piso se abre de par en par y sale demasiado viento, se acerca entonces este ser y cierra las compuertas y con miles de gritos me pide que llore. Porque mis lagrimas son el único agua que calma sus ansias de beber.
También suele recargar su energía con todas las cosas que son electrónicas. Siempre tengo que dejar algún artefacto enchufado en mi cuarto para no desatar su ira. Parece que maneja de esta manera su energía subterránea, mantiene su espacio fresco con la electricidad ajena.
A veces lo invito a compartir un té o un mate cuando me siento sola, pero eso también le genera rabia, no le gusta el contacto excesivo con las personas. Si lo ignoro tampoco se siente a gusto, ya que el también solía ser un  solitario que escribía todo el día.
En lo que si se solidariza es cuando tengo frío, con su energía calefacciona todas las paredes de mi casa. Yo creo que en el fondo tiene buen corazón, aunque no le gusta que sepa su nombre. Dice que jamás me lo va a decir, y me pidió por favor que no le cuente a nadie de su existencia.
Dice que es un ente que dejó de ser humano hace tiempo y que mediante un pacto con fuerzas subalternas pudo lograr tener esa casa. Que era sólo cuestión de pedirme un poco de ayuda para obtener comida, agua y algún que otro suministro básico para no tener que salir nunca más al exterior, ya que era además fotofóbico y le hacia daño también el contacto con la naturaleza. El sugería que en el futuro iba a haber una gran cantidad de gente que opte por ese estilo de vida.
Hasta que un día escuché su llanto, se sentía solo, descuidado, extrañaba la copa de los árboles que se solía mover con la brisa. Lo invité a dar un paseo por la plaza para que se despeje un poco. Me pidió que no me bañe y salga en pijama luego de 48 hs. También me dijo que no me peine ni use anteojos. No quería él que vea su verdadero aspecto.
Nos íbamos a encontrar directamente en la plaza a las 5 de la mañana. Cumpliendo con todos los aspectos que me pidió, esperaba yo sentada, por su presencia en un horario cercano al estipulado. Llevé una botella de lágrimas por si quería beber algo y un texto escrito en su interior. Cuando llegó, me sorprendió por la espalda y vendó mis ojos con un trapo blanco. Tomó la botella de mis manos, bebió primero su contenido, espero un momento, en el cual supongo que leyó el texto. Luego me dijo .- ¨Gracias¨ y me abrazó. Tenía un olor muy fuerte, y su piel parecía la de un pez. Pero no me importaba, me sentía bien entre sus brazos.
Al tiempo me dijo, .-Yo también traje algo de beber, y con los ojos vendados ingerí esa poción. En unos minutos, me sentiría yo mareada y me quedé completamente dormida.

Al despertar, mi casa no era ya mi casa, mi cuarto estaba lleno de lianas y musgo y charcos de agua putrefacta. El techo era de parket. Estaba todo muy oscuro y hacía tanto frío que mi aliento se observaba en el aire. El ambiente estaba tan cerrado que me daba claustrofobia. Quise salir y no pude, y ahí me percaté que definitivamente no era mi casa. Ese pez me había engañado, sobre el techo de mi nueva morada, a través de un agujero pude ver como se cortaba las uñas y lloraba. Envió su ultima botella mensajera, que decía, ¨Mi misión era mostrarte la realidad, espero te des cuenta que no puedes confiar en nadie, vos sos la única que tiene la posibilidad de salir de ese pozo, sino lo haces morirás a la brevedad, y yo también.¨

miércoles, 21 de agosto de 2013

Último adiós

Quizás seas un sueño sin final
o una pesadilla eterna.
Supuse que eras todo
y sólo terminaste siendo una ilusión.

Un reflejo de mi alma
que se desvaneció en el aire,
 un momento de risas fuertes,
un instante eterno.

Un sello que quedaría marcado
para siempre
y nunca dejaría de sangrar.

Un abismo,
un planeta,
un horizonte,
Un anhelo.
Una idea de felicidad
que terminó en la nada.

Un vaso de una bebida fuerte
que da placer
y causa nauseas.
Una meditación
acerca de un paraíso perdido.

Lo inexistente y lo intangible,

que sólo queda en los recuerdos.

Goces estéticos


Me detengo a mirar los colores y destellos que la luna me ofrece. Me asombro ante la cálida sensación de la mañana. A veces camino y miro el suelo como si buscara respuestas. En otras ocasiones, miro los zapatos de las personas que se sientan cerca de mí en los transportes públicos, tratando de adivinar qué caminos recorrieron. Otras veces, me detengo a contemplar las hojas otoñales sin poder evitar pisarlas para escuchar su crujir.
En muchos momentos decido frenarme y comenzar a prestar atención a las vibraciones de los sonidos. Hay situaciones en las cuales los silencios importan y  mucho. Por las noches, escuchar los leves gritos de los grillos y por las mañanas el canto de las aves. El golpear de mis zapatos repitiéndose constantemente contra las baldosas, de manera monótona para ir al trabajo. Los autos de la calle dirigiéndose rápidamente a diversos lugares, mayoritariamente en busca del pan o de mayores ambiciones. Y yo, caminando, luchando por el sueño de contagiar la magia artística.
Después llego a casa, con los ojos agotados, llenos de sueño. Antes, me subo al colectivo, y ese es el momento para pensar un poco en mi, a dónde quiero llegar, y si realmente es bueno vivir una vida pensando constantemente en los demás. Siempre fui así. Creo que hoy en día tengo que  empezar a concentrarme en mi misma. Disfrutar cada minuto de la vida cómo si fuera el último. Volar, construir unas alas de tela y cartón con plumas y aprender realmente a volar para tirarme de los rascacielos más altos. Sentir el viento en mi rostro y la sensación de elevarme cada vez más y más, hasta dejar de percibir los males. Poder flotar y alimentarme de las nubes y beber de la lluvia. Los arco iris serían mi compañía y sus colores me ayudarían a plasmar las más estridentes pinturas que cualquiera pueda captar.
Y en ese estado encontrarme con dioses provenientes de distintas culturas y de esa manera, hacer un pacto en que uniríamos nuestras fuerzas e intentaríamos cambiar las cosas. Ninguno tiene la respuesta de todo, pero con la unión de diferentes ideas y de distintos elementos de la naturaleza, podríamos generar un poder indestructible que causaría como fin último la paz.

Un grupo de dioses angelicales, con un único propósito. Luchar por la felicidad mundial. Eliminar las penurias, el hambre, la falta de placeres para todos, concentrados en clases sociales poderosas, quienes por sus ambiciones tampoco disfrutan de nada. Generar un ambiente en el cual todo sea placentero y que lo único que importe es hacer realmente lo que a cada ser le dé felicidad. Y así estallaríamos todos los seres, que en nuestro interior solo tenemos colores para brindar, y pintaríamos así el cosmos que ya no sería utópico.

jueves, 15 de agosto de 2013

Entes viajantes

Afuera es un día soleado y agradable  para tomar unos mates al aire libre aunque está un poco fresco, algunas hojas color ocre vuelan en mi ventana, como intentando espiar que estoy haciendo. Producen  un sonido muy suave cuando rozan en el suelo, al caer sobre el asfalto. Podrían formar parte de una composición musical que acompañe mi escritura.
Antes de llegar a mi casa, mi mente se puso a divagar, no sé si la palabra correcta es divagar, ya que lo estaba haciendo sumamente a consciencia. Mis pensamientos se desprendían de una observación directa del contexto urbano. Así como los filósofos de la naturaleza intentaban explicar el origen de las cosas mediante el análisis de la misma, a veces me interesa buscar una explicación de lo que circunda en el ambiente, buscando respuestas. Creo que no hay que ser un gran estudioso de ningún tipo de ciencia como para darse cuenta que la mayoría de la gente no es feliz. Desconozco si esto es producto de la posmodernidad, o de la pesada carga que se auto impone la sociedad misma, quizás sea causa del accionar incorrecto y hostil de los propios individuos.
Al mediodía me dirigía hacia mi hogar en tren, y mientras esperaba el vehículo que se atrasó como media hora, observaba a unos niños jugar en el andén. Uno se cayó y la madre se rió con muchas ganas. Otro comía un pedazo de pan, que luego tiró al piso y se transformó en una  pelota de futbol. A los ojos de cualquiera esto quizás pueda ser una simple escena de cualquier parte. Simple y sin importancia. Pero yo siempre vislumbro un poco más. Hay que ser conscientes que a miles les falta el pan, y ese pedazo se transformó en pelota que terminó en las vías del ferrocarril.
Luego ascendía al transporte y me puse a ver los rostros. Más del setenta por ciento de la personas estaban dormidas y las que no lo estaban, tenían cara de preocupación. Muy pocos estaban leyendo algo. Es obvio que los que dormían estaban sumamente cansados de sus jornadas laborales, la mayoría poseía un portafolio, evidencia de trabajo rutinario. Los que estaban preocupados, seguramente lo estaban por sus problemas cotidianos acerca de  cualquiera de los aspectos fundamentales para el ser humano: amor, salud y dinero. Había un hombre que leía un texto, que poseía un capítulo que se titulaba, ¨ Fe es tener expectativas de resolución de las cosas ¨. Vaya uno a saber, si era un libro de religión o era una metáfora, pero era sumamente contrario a la actitud que portaba el resto de los pasajeros. La comunicación entre las personas es casi nula, quizás allí esté la raíz de nuestros pesares. Cada uno se concentra en una vida sumamente individualista, de la cual es muy difícil salir. Pareciera que todo apuntara a que uno esté concentrado en solamente buscar el bienestar propio y no el de los demás. Sin tener en cuenta que, si los demás no están felices, es muy complejo ser una persona plena en un mundo lleno de caras tristes. Es difícil evadirlas y es complicado no observarlas, o tal vez pensar en cómo se puede reconfortar de alguna manera a esas almas que viajan como entes, hacia ninguna parte.



El resplandor cegador


          Vos no sabes de mis tristezas. Viste mis lágrimas y dijiste que llorar era cosa de niños, que había que enfrentar los problemas como dos personas adultas. Nunca supiste de mi dolor. Me dejaste como la barca de un naufrago, a la deriva. Te burlaste de mi inocencia como si hubiera decidido esperarte por siempre. Con los iris borrosos y el corazón galopante. Te lloré tanto que pensé que no iba a poder nadar en esa inmensidad de angustia.

Te ibas y no sabías o no quisiste ver que me hacías daño. Aparentemente no lo pudiste evitar. Parece un giro en el espiral de nuestras vidas. En la cual nuestras miradas se perdieron.
Recostada en mi cama, las primeras noches de tu partida, no encontraba fuerza para seguir adelante. Se quemaba mi inspiración y mi vida al extrañarte. Mi almohada era mi pañuelo y mis sábanas mi protección. El viento los susurros de tu voz. Los recuerdos hacían ruido en mi mente. Intenté mantenerlos vivos por mucho tiempo. Pero eras como las sombras de los árboles en pleno verano, cuando tus hojas caían ya no había contención, sólo soledad.
Y sobreviví un tiempo, con distracciones falsas. Cambiaba mi alimentación, hacia más deporte. Me reunía con gente que en realidad no me interesaba. Sólo para olvidar. Bailaba más allá de las fronteras. Iba a fiestas donde parecía que todos eran felices y que todos me querían. Pero no era así. Luego iba a mi casa y lo único que tenía era mi almohada, mis sábanas y un cúmulo de gente invisible.
Quise refugiarme en mi alcoba, con luces tenues, y no pude. Quise refugiarme en la diversión inexistente y vacía, me fue imposible. Traté de generar música para abstraerme de la realidad y fue en vano. Busqué a mis amigos y ya habían resuelto sus vidas. Continué con mi dolor.
Había algo de lo que si estaba segura y era que quería ser feliz y finalizar con toda esa oscuridad. Trabé amistad con seres imposibles que saqué de lugares vetustos, pero simbolizaban compañía. Y después de diversos intentos, vi la luz.
Una estrella se asomaba, me dijo que venía de un planeta muy lejano a traerme una sonoridad incoherente. Al principio, este astro emitía un brillo tenue, que casi ni podía percibir. Era una constelación tímida que se reservaba muchas cosas para si. Pero de a poco, casi sin saberlo esta estrella emitía un resplandor que me cegaba y un sonido indescriptible que atrapó mi alma en una red.
Y con ese resplandor observé una chance para salir de la eterna noche en la que me encontraba. Entonces, decidí tomarla, y aferrarme a ella para beber su brillo y así llenar ese vacío que vos habías dejado.

Me nutría con su luminosidad, paseaba con este cometa estelar más allá de cualquier galaxia. Escuchaba su sigiloso vuelo, me daba paz. Y de esta manera, lentamente, pude volver a crear, a sonreír, a pintar, a vivir. Gracias estrella cósmica endemoniada.

jueves, 1 de agosto de 2013

Breve historia de mis emociones

Últimamente vengo aprendiendo muchas cosas. Como que nada es para siempre y que la gente en la vida de cada uno conforma etapas que después se desvanecen con el viento.
Nunca quise estar en soledad o quizás nunca antes me habían dejado. Nací hija única y tal vez debería saber mejor que nadie lo que significa estar sola. Pero las circunstancias de la vida me llevaron a un rincón en el que solo escucho grillos, otros días oigo truenos y a veces tan solo mi respiración.
A veces me pongo a pensar que en una de esas, elegí estar sola. Ninguna de las aparentes compañías me satisfacía.
Recuerdo que de niña, solía jugar sola con mis muñecas, mis ponys y mis casitas hechas en un cajón. Los dormitorios de las protagonistas de mis historias de la infancia hechas con los pañuelos de tela de mi padre, que probablemente un tiempo después usaría para llorar.
De adolescente lloraba con frecuencia, aún más que ahora. Me enamoraba hasta de las palomas que pasaban volando por la ventana. Pero siempre me fijaba en las personas equivocadas. Ahora también.
Escribía, a la edad de 13 años en un diario íntimo,  me sentía invadida por un profundo sentimiento, cada día de una persona diferente. Y eso cambiaba con mucha rapidez. Hasta que llegó la primera sensación verdadera de amor, y ahí empecé a escribir versos más que infantiles pero profundamente sentidos para ese pequeño ser. Recuerdo que solía sufrir por las noches antes de dormir por esos amores no correspondidos, que con los años, se empiezan a ver como historias tiernas perdidas en el espacio.
Pero en esa temprana juventud, el no hallar un amor era desesperante. Además la escasa experiencia y la educación de muñeca de trapo no dejaban mostrar esos sentimientos a la luz. De repente, cuando menos lo esperaba llegó el primero, la primera persona que me dijo te amo, dos palabras que supuestamente ni los tornados podrían remover y a veces las situaciones si. Viene a mi mente un cumpleaños de 15 en el cual saqué el anillo de la torta, esa misma noche terminé con un gran amor, o al menos así era visto en aquel tiempo. Luego regresó. Y volvió a regresar incluso 10 años después, como una canción dice. Pero ya nada era igual, demasiadas cosas habían cambiado, ni nuestros átomos eran los mismos.
Con el transcurso de unos meses, apareció otra persona que parecía que de verdad amaba, escribió cientos de cartas muy sentidas hacia mí. Dijo y demostró que nunca dejaría de sentir eso. De un día para el otro…el torrente sanguíneo dejó de bombear latidos con mi nombre hacia su corazón.
Eso apagó bastante mi soberbia, pero aun conservaba la esperanza de volver a enamorarme, de pensar con toda sinceridad que habría una sola persona que sería la más importante para mí, y que eso sería así a través de los tiempos.
En un estallido de locura, y como un suceso completamente impensado, eso ocurrió. No esperaba nada ni a nadie, luego de ese gran amor que hasta en mí se había esfumado. Pero apareció, y esta vez, era algo indescriptible, era besar y suspirar ambos al mismo tiempo, era estar juntos y ser felices, era compartir la vida día a día, y que cada uno de ellos fuera una alegría sublime que llenaba mi ser. Era sin lugar a dudas lo mejor que me había pasado. Y fue así durante 3 o quizás 4 años. Pero al parecer nada es para siempre, y esa persona encontró su destino. Y ese destino no era yo, ni siquiera era otra mujer. Hubiera sido incluso más reconfortante que sea otra. Ese destino, sólo representaba el hecho de estar separados, por largos períodos de tiempo. Hasta que llegó un momento en el cual ya no podíamos compartir nada. Todo era dolor. Todo era sufrimiento y espera. Cuando los caminos se bifurcan, como decía un sabio escritor al gran estilo Tiresias, hay varios caminos para elegir…y uno escoge.
A mi me tocó escoger el sendero que menos pesar me causaría. El gran problema era que después caería una pesada catarata de agua fría sobre mí, al saber que esa persona no resignaría este destino por todo lo construido juntos. ¨Es injusto¨ me dijo, ¨pero así es¨…La injusticia es algo que nunca me había agradado. Y esta vez tenía un sabor demasiado amargo, al saber que era la primera y única vez que había dado todo por alguien.
Quizás sea este un momento para pensar, para reflexionar. Lamentablemente, cuanto más pienso y reflexiono acerca de eso, más lágrimas se escapan de mis ojos. En algunas ocasiones quiero hacer de cuenta que está todo bien, pero eso no es verdad. La realidad es que no se cuando mi corazón se va a poder dar una nueva oportunidad. Creo que siempre me dejé llevar por mis sentimientos y emociones, nunca fui para nada cerebral. Capaz deba pagar el precio de esa autenticidad con una silla vacía a mi lado frecuentemente.
Lo que más me llama la atención es que hoy decidí yo que ese asiento esté vacío. Nunca lo había hecho antes. Necesito sanar mis heridas para poder seguir adelante. La gran cuestión es que no se cómo hacer. ¿Alguien sabe cómo se hace para dejar de sentir?¿O tan sólo ocurre?
Quisiera de verdad, poder dormir esta noche profundamente, y mañana despertar y no sentir nada, o bien tener los ojos abiertos para poder ver hacia adelante, procesar mi pasado y concentrarme en el presente. Y asimismo poder ejercer esa gran libertad que siempre me había caracterizado. Tener la capacidad de pensar en mi misma antes que en los demás. Respirar en paz. Cuando pueda llevar a cabo eso, ahí estaré dispuesta a compartir plenamente mi vida entera.

Espero algún día, poder continuar escribiendo este capítulo de mi historia que añoro esté inconclusa.

Diccionario Desquiciado


         Desplazándome hacia la nada, motivando un futuro inconsciente desde el más allá, huía de mis propios espectros para ocultar quien era. Pensaba que todo era tan incierto.
Cientos de siluetas galopaban en los rincones de mi alcoba. Muchedumbre hostil de baja filosofía y pestilente humanidad. Descendía sinuosamente sobre espirales giratorios, figuras que mostraban el futuro como huellas asombrosas de escritura automática. Por eso decidí escribir este diccionario, que fuera de todo análisis científico, posee los significados que aporta mi intuición, debido al contexto circundante.
Sonidos: gritos, buenos augurios de esperanzas muertas.
Problemas: Situaciones, montón de basura desechable por un conducto taciturno.
Infelicidad: Muro que los más valientes se animan a derribar y al cual los más cobardes se aferran.
Muerte: Inhóspito lugar al que van a parar nuestras almas con un cuerpo a cuestas.
Hojas/Aves: vuelan y caen en busca de la paz y de otorgar tranquilidad hasta los más furiosos torbellinos.
Incredulidad: vivienda de muchos, sueños de pocos.
Vicios: Humo que recorre las profundidades más oscuras en el interior de los entes. Parches que cubren las solemnes tristezas que no queremos escuchar.
Inutilidad: A veces se acusa de ello pero pocas veces se reconoce en uno mismo.
Futuro: espejo en el cual la mayoría estúpidamente se quiere reflejar, sin disfrutar del presente.
Augurios: Predicciones, luchas por conocer lo irrefutable.
Pasiones: Desenfreno, recuerdos que nos obligan a sonreír pensando en paraísos lejanos.
Certezas: Nadie sabe como comprarlas ni siquiera como obsequiarlas.
Vida: El mayor interrogante que sólo se descubre mediante la práctica de la misma.
Rencor: sentimiento de desdén hacia daños lejanos difíciles de subsanar.
Amor: Miradas encontradas, momentos compartidos, proyectos comunes que el tiempo y el crecimiento de ambas personas logrará como fin último la felicidad.
Ocaso: fin del día, esperanzas de un mañana mejor.
Amanecer: Comienzo, inicio del hoy en el cual descubriremos las mejores respuestas.


Teorías acerca del amor


Ya con un cuarto de siglo vivido, me confieso que soy totalmente ignorante acerca de lo que la palabra amor significa. Hablando específicamente del amor entre dos personas, en el medio de las cuales no entraría ni un supuesto alfiler. Dudo absolutamente, que signifique compartir el transcurrir de los días como un modo de vida monótono y por lo tanto insalubre.
Tampoco creo que sea sinónimo de aguantar. He observado reiteradamente que con el paso del tiempo, las relaciones o se vuelven densamente cotidianas o simbolizan el hecho de soportar los caprichos de la otra persona. Y esa nunca fue nuestra intención. Quizás el amor no sea conocer a alguien y deslumbrarse, ya que al tiempo, llegamos a conocer los defectos de esa persona que nos resultan sumamente desmotivantes.
No tengo una estadística certera de cómo es la interpretación de este tema para el común de la gente. La mayoría, busca siempre alguien que principalmente les sea agradable a la vista. Aspecto que al poco tiempo se desvanece, por decadencias físicas, por la edad o por falta de compatibilidad en las formas de ser de las personas, ya que se apunta tanto a lo físico que se olvidan de mirar el interior.
De todas maneras ese nunca fue mi problema, he salido con el Príncipe Encantador y también con Shrek, en distintas oportunidades. Siempre me he permitido mirar primero el interior de las almas y no su bonito envase. Situación que desafortunadamente en este mundo, pocos logran.
Si hay algo que me indigna realmente, es cuando las relaciones entre las personas se vuelven un ¨porque si¨. Se da porque es todos los días así, por los siglos de los siglos. Y todos los malditos días son iguales. Eso es una señal para detenerse, dejar de lado eso e ir a otra cosa. El tema es que a la gente, pareciera que le gustara la cotidianidad de los sucesos. La gente ama levantarse todos los días a la misma hora. Ir a trabajar solo para ganar dinero, que siempre es el mismo, sucio, maloliente degradante monto, y no solo por su valor numérico.
Y de repente, cuando uno empieza quizás a disfrutar de la tan detestada cotidianidad, siempre aparece un factor b, que lo arruina misteriosamente.
No creo que mis padres incluso se sigan amando, todas las mañanas escucho: ¨Gordi ¿Qué me pongo?¨ Y luego escucho cortar la fruta violentamente sobre el plato y la radio sonando despacito, y el sonido de los dientes mordiendo las manzanas. Todas las mañanas lo mismo…hace un cuarto de siglo. Mi padre siempre deja toda la ropa tirada y mi madre siempre quejándose por eso. Todos los días, hace 25 años. Y cuando discuten, gritan. Sus almas están tan lejos que deben gritar para escucharse.
Entonces, ellos que tienen más de medio siglo encima, tampoco saben como es el amor real.
Puedo suponer que el amor está relacionado con el sentirse bien. Acompañar a la persona amada en todo momento. Abrazarla cuando duerme, sonreír con tan solo verla al despertar. Extrañarla en su ausencia. Hacer hasta lo imposible porque esa persona sea feliz. Procurar no hacerle daño sin querer. Decir las cosas de la manera más suave posible. Aconsejar. Reir y llorar juntos. Crecer juntos. Compartir ideales similares. Luchar por los mismos propósitos. Crear un submundo donde solo ellos dos existan y por sobre todas las cosas…ser felices juntos.

Muchas cosas ¿verdad?....De todas maneras, nadie puede vivir sin la suave y cálida brisa que este sentimiento representa. Pero todos creen que es algo que se da por generación espontánea, pero según mi opinión una relación hay que cuidarla todos los días, sino la flor se marchita.

Un buen día

Un buen día, navegando en los lugares más oscuros de la posmodernidad, vi tu imagen. Tus cabellos cubrían gran parte de tu rostro y tus manos sostenían una hermosa guitarra, en el fondo, tonalidades naranjas como el comienzo de un crepúsculo.
En esa imagen, parecía que estaban dibujadas las notas musicales que salían del instrumento, deslizándose suavemente hasta mí. Entonces, me dieron ganas de charlar contigo.
Durante mucho tiempo fuiste una silueta, escondida en ese mar de caras que es la vida. Pero de a poco comencé a ver esa silueta, cada vez más con más claridad. Era casi mágico que a pesar de nunca habernos visto las caras, podíamos hablar con tanta fluidez.
Hasta que otro buen día se dio la chance de verte en acción con tu amada guitarra, y poder mirarte a los ojos. Y a partir de ahí, ya sabía que eras una persona interesante, pero aun no sabía el gran mundo que se ocultaba detrás de esas pupilas oscuras. Ese día no dije casi nada. Pero fue suficiente como para saber que tu alma no cabía en tu pecho.
Continuó el transcurso del tiempo, yo continuaba con mi soledad impuesta. Dulces cuervos picaban mi mente cada noche. Se inundaba mi habitación, con cantidades oceánicas de gotas que antes rodaban sobre mí.
Después de miles de conversaciones, en las que sólo salían letras de nuestros dedos, decidimos convertir en sonidos esas sílabas.
Así pasó aun más tiempo, compartiendo música, poesía, pintura y risas. Pero por sobre todo felicidad. Horas y horas riendo, jugando, soñando, volando y hasta llorando. Anduvimos en bicicletas invisibles, en botes ficticios, en nubes de humo y algodón. En países lejanos, en pasados cercanos y en mentes laberínticas. Transitando este mundo como si nada más importara, más que ser feliz.
Hasta que llegó un encuentro, en el cual me era imposible no dejar que me tomaras de la mano, necesitaba hacerlo. Nuestros rostros estuvieron tan cerca que el contacto de nuestros labios fue inevitable.
De esa manera continuamos con las manos juntas, compartiendo música, pintura, pasadizos secretos, rumbos inciertos y destinos encontrados. Un minuto de esas miles de horas, bastó para que la suavidad de la piel de ambos se llamara a gritos mutuamente.

Antes de ayer te vi, podía ya leer tus ojos como un libro de biblioteca. Decías demasiadas cosas. Pero con la suficiente intensidad como para que lleguen directo a mí como aquellas primeras notas musicales que vi dibujadas alrededor de tu imagen. 

Estalactitas multicolores

Tras los subterfugios de un cercano horizonte, contemplo tu mirada, tan cargada de magia. Entrando por los portales de tus pestañas, observo una intensidad indescriptible.
Tomada de tu mano, empiezo a sentir que mis pies se despegan del suelo, y siento el crujir de mi espalda, resquebrajándose por el nacimiento de nuevas alas.
Sumergidos, pasando las fronteras de las más lejanas galaxias, nos comunicamos en silencio.
Escuchando los sonidos de las primeras aves, y el aleteo de mariposas diurnas, pintando con los colores del arco iris un mundo perfecto, te contemplo, esperando por toda la eternidad que esa situación sea cíclica.
Al caminar tus pasos emiten las más dulces melodías que jamás antes había escuchado, y el sonido de tu voz refracta un eco absoluto en mi alma.
Un árbol creciendo, constantemente, nos abraza, se separa de la tierra. Desconecta sus raíces, para alejarnos de todo aquello que nos aqueja.
Un ser desconocido, comienza a construir arpas con nuestras manos, entonces al reir y taparnos las bocas se oyen armonías bastante absurdas pero sumamente agradables.
De éste modo las pupilas se vuelven luciérnagas, los ríos lágrimas, los horizontes aviones, el aire miel.
Desplazándonos, hacia un lugar multicolor, plagado de vientos oceánicos que van llevando nuestras ideas y sentires, hacia un lugar desconocido pero seguro.
Las hojas, envuelven nuestras almas y nuestros cuerpos, y los transforman en cenizas. Un destello con miles de estalactitas frías cae sobre la corriente que fluye hacia el borde del abismo. Nadando juntos hacia escenarios futuros, perdiendo la noción del tiempo. Iniciado la transformación de todo. Nos conectamos con los peces, con las algas y las rocas.
Y así nos quedamos, luego de varias glaciaciones, dejando nuestra huella marcada, para que la vean y se pregunten por qué habíamos intentado todo aquello. La duda existencial continuará hasta que otros dos locos enfermos, decidan dejarse llevar por un árbol que los envuelva hasta estallar y soñar hasta el fin de los tiempos.